domingo, 30 de diciembre de 2007

Una Plegaria Maravillosa










Al Gran Espíritu


Oh, Gran Espíritu, cuya voz oigo a través del viento
y cuyo soplo da vida a todas las cosas, escúchame.

Voy hacia ti como uno más de tus numerosos hijos;
soy débil, soy pequeño, necesito tu sabiduría y tu fuerza.

Permíteme caminar entre la belleza y
haz que mis ojos perciban siempre
las púrpuras y encendidas puestas de sol.

Haz que mis manos respeten las cosas que has creado
y da agudeza a mis oídos para que puedan oír tu voz.

Hazme sabio, de modo que pueda comprender
cuánto has enseñado a mi pueblo y las lecciones
que has escondido en cada hoja y en cada roca.

Te pido fuerza y sabiduría, no para ser superior
a mis hermanos, sino para ser capaz de
combatir a mi mayor enemigo, yo mismo.

Haz que esté siempre preparado para presentarme
ante ti con las manos limpias y la mirada alta.
De manera que, cuando mi vida se extinga
como se extingue una puesta de sol,
mi espíritu pueda acudir a ti sin nada de que avergonzarse.

Plegaria ojibwa